Evitar el mal de ojo y las energías negativas

Energia positiva

Muchas veces, cuando nos suceden una serie de acontecimientos desafortunados decimos que alguien nos ha echado «mal de ojo«. Pero, ¿qué se entiende por mal de ojo? ¿Y desde cuándo se habla de él? El «mal de ojo» no es más que un poder maligno cuya creencia se extiende prácticamente a todas las culturas y puede datar incluso de tiempos prehistóricos. Tal y como su nombre indica, el mal de ojo es la capacidad de causar daños o prejuicios a una persona con el poder de una mirada. Al parecer, el mal de ojo encuentra en los niños y en las mujeres embarazadas sus víctimas más frágiles.

Curiosamente, siempre pensamos que el poder de hacer mal es algo inherente al ser humano. Sin embargo, durante siglos se ha creído que algunos animales como serpientes, reptiles en general y otro tipo de bestias podrían causar daño tan sólo por el hecho de acercarnos a ellos. De este modo, se considera que escorpiones, ranas, serpientes y arañas… y también algunas piedras como las perlas o los ópalos atraen la mala suerte y son portadores de malas vibraciones.

Según muchos estudiosos, el tercer ojo de la frente de los hindúes podría estar vinculado también con el mal de ojo puesto que es el contrapunto de la glándula pineal. Esta glándula se localiza en linea recta con dicho tercer ojo y es la responsable de fabricar las sustancias químicas que controlan las energías psíquicas de la mente humana. Así, según esta teoría que equipara la glándula pineal con el tercer ojo, ésta sería responsable de provocar malas vibraciones y, por lo tanto, mal de ojo.

Para contrarrestar el mal de ojo existen numerosos amuletos. El más efectivo y utilizado es la imagen de otro ojo, como ocurre en el caso de los ojos turcos. Quizás uno de los amuletos más famosos es el ojo egipcio u Ojo de Horus, ya que, en el antiguo Egipto simbolizaba el ojo del mismísimo Ra, el dios Sol, que era capaz de anular la energía negativa.

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